Reflexiones sobre la sociedad desde mi experiencia personal
La correcta repartición de los terrenos productivos
nos permite a todos nutrirnos adecuadamente, pagando precios justos. El arte y
la ciencia también son accesibles para todos, la equidad es la gran norma y
podemos confiar en que las personas que asumen el liderazgo lo hacen motivados
por la alegría del bien común únicamente. Las competencias son todas imparciales,
nos hemos preocupado por dar un espacio de desarrollo a todos los niños desde
su más tierna infancia sin importar características como discapacidades, ya que
la diversidad de cualquier tipo es una característica altamente valorada en
este mundo.
En este mundo, no hay personas que quieran cambiar las
cosas, porque todo está bien. No hay gente escribiendo sobre derechos ni escapando
de regímenes opresores porque todos se preocupan por el prójimo, entonces es
imposible que la humanidad permita que exista autoritarismo, machismo o
cualquier tipo de vejamen por motivos de género, raza o condición social. No
existen ejércitos armados y el desarrollo tecnológico se enfoca en la salud y
la conservación de la biodiversidad,
A modo de ejercicio, en los párrafos anteriores, he
descrito “un mundo al revés” pero al releerlo veo un mundo ideal, sin embargo, analizando
el párrafo donde dice que “no hay personas que quieran cambiar las cosas”
reconozco que en nuestro mundo actual, aunque si existen espacios ideales, se
vive mucha desigualdad e injusticia y son las “personas que quieren cambiar las
cosas” los que nos dan esperanzas de un mundo con más oportunidades para los jóvenes,
con más espacios para niñas soñando con medallas de oro y jóvenes sin miedo a
emprender, con la confianza de arriesgarse a ganar.
*María Inés
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